por María Paula Remondegui
Varieté es una palabra con sol propio, Circo en Escena no atiende al pronóstico meteorológico. Domingo de esos radiantes como pocos domingos después de una semana fría y mojada. Plaza Macario Carrizo, “¿quién habrá sido?” nos preguntábamos aquella tarde que nos fascinó la arquitectura del espacio. Lejos de ser un futbolista famoso o algún otro personaje de los que deliramos ese día, vale decir que Don Macario fue senador nacional por Córdoba en 1986 (por si dura la intriga). Pero como las plazas son de esos espacios públicos para los que vale más el bautismo popular que la nomenclatura oficial, tuvimos que convocar a “La Plaza del Hiper” (si, tampoco suena de lo mejor el nombre de cadena multinacional de hipermercados, pero así la llaman) Era un hecho, el espacio ideal para la segunda varité Pre Circo en Escena 2013, el “Variotonononononón 2!”, bien superlativo y cordobé. Y allá fuimos el equipo de Circo en Escena, sus amigos y los artistas invitados a cumplir con desafío de ocupar un nuevo espacio para llenarlo de mágico arte. Un telón rojo de fondo cubriendo los
camarines, donde Romi, nuestra maquilladora desparramaba su arte por orden de aparición escénica, el urra grupal y acariciando las 16.30 se da comienzo a la función. Allá salió nuestro “Molino de Viento” con su energía vital a llevarse el público a uno de los bolsillos de su impermeable, y que no quede ni unito afuera. De un soplido trajo a escena a las U-BUN-TU!, bellas y aterciopeladas una a una iban flotando en la tela roja con distintos objetos colmando el aire de etérea suavidad. Nuesto Molino de viento supo perfectamente como enhebrar la serenidad de las Ubuntu con el histrionismo de Tetero, el cuartetero que nos dejó tarareando tarariras intercaladas de carcajadas. Entre clásicos de Gilda y el entusiasmo que daba vueltas al escenario, sale Ela Malabares a devolvernos esa fascinación serena que te deja en la quietud más placentera. Y otra vez Molino que con un “dígalo con mímica” nos lleva del diábolo a la danza con los “Altibajos” germinando movimiento entre las macetas, desarticulando y articulando cuerpos que por momentos son árboles. Otra vez a lo vertiginoso con el Payaso Turulo que entre equilibrios desequilibrados nos conduce en una patineta a una explosión de risas. Empezamos despegando y volvemos a abrazar el cielo para el final, dueño de un carisma y una presencia única, Adriano en el trapecio se llevó por algunos segundos el aire de muchos que en la fascinación se olvidaron respirar. La plaza estalla en aplausos, la sensación es tan única como compartida: otra vez se hizo la magia, otra vez faltan las palabras.
Varieté es una palabra con sol propio, Circo en Escena no atiende al pronóstico meteorológico. Domingo de esos radiantes como pocos domingos después de una semana fría y mojada. Plaza Macario Carrizo, “¿quién habrá sido?” nos preguntábamos aquella tarde que nos fascinó la arquitectura del espacio. Lejos de ser un futbolista famoso o algún otro personaje de los que deliramos ese día, vale decir que Don Macario fue senador nacional por Córdoba en 1986 (por si dura la intriga). Pero como las plazas son de esos espacios públicos para los que vale más el bautismo popular que la nomenclatura oficial, tuvimos que convocar a “La Plaza del Hiper” (si, tampoco suena de lo mejor el nombre de cadena multinacional de hipermercados, pero así la llaman) Era un hecho, el espacio ideal para la segunda varité Pre Circo en Escena 2013, el “Variotonononononón 2!”, bien superlativo y cordobé. Y allá fuimos el equipo de Circo en Escena, sus amigos y los artistas invitados a cumplir con desafío de ocupar un nuevo espacio para llenarlo de mágico arte. Un telón rojo de fondo cubriendo los
camarines, donde Romi, nuestra maquilladora desparramaba su arte por orden de aparición escénica, el urra grupal y acariciando las 16.30 se da comienzo a la función. Allá salió nuestro “Molino de Viento” con su energía vital a llevarse el público a uno de los bolsillos de su impermeable, y que no quede ni unito afuera. De un soplido trajo a escena a las U-BUN-TU!, bellas y aterciopeladas una a una iban flotando en la tela roja con distintos objetos colmando el aire de etérea suavidad. Nuesto Molino de viento supo perfectamente como enhebrar la serenidad de las Ubuntu con el histrionismo de Tetero, el cuartetero que nos dejó tarareando tarariras intercaladas de carcajadas. Entre clásicos de Gilda y el entusiasmo que daba vueltas al escenario, sale Ela Malabares a devolvernos esa fascinación serena que te deja en la quietud más placentera. Y otra vez Molino que con un “dígalo con mímica” nos lleva del diábolo a la danza con los “Altibajos” germinando movimiento entre las macetas, desarticulando y articulando cuerpos que por momentos son árboles. Otra vez a lo vertiginoso con el Payaso Turulo que entre equilibrios desequilibrados nos conduce en una patineta a una explosión de risas. Empezamos despegando y volvemos a abrazar el cielo para el final, dueño de un carisma y una presencia única, Adriano en el trapecio se llevó por algunos segundos el aire de muchos que en la fascinación se olvidaron respirar. La plaza estalla en aplausos, la sensación es tan única como compartida: otra vez se hizo la magia, otra vez faltan las palabras.