Nota en la revista El Cirsence
Como Lapachos en
flor
Por Tomi
Fotografía: Seba Rojo
Septiembre, el mes del amor. Septiembre, el mes que
florecen los lapachos en Córdoba
Capital. Septiembre, el mes que nuevamente floreció el circo en la capital mediterránea. Floreció
el circo en semanas donde eran necesarias las sonrisas, con muchísimas hectáreas de la provincia que se incendiaron
intencionalmente días
antes del festival y una gran necesidad porque llueva para apagar el calor y la
bronca.
Circo en Escena celebró su séptima
edición consecutiva del 12 al 15
de septiembre con la visita de compañías
de Mar del Plata, Rosario, Buenos Aires y Chile y la participación de compañías locales. Circo en Escena floreció en tonos rosados y fuertes, en magentas y
fucsias, como el color de los lapachos en flor, como el color de la gráfica que inundó las calles de la ciudad. Un festival que es sostenido
año tras año por un grupo humano de artistas, compañías y espacios de Córdoba que tienen como objetivo la difusión de las artes circenses a través de distintas herramientas y recursos, ¡todos a la gorra!: funciones al aire
libre, funciones en barrios populares, espectáculos en salas de teatro y seminarios de formación.
Lo que pasó, pasó
El festival se inauguró con un desfile que paseó por las calles peatonales, por las avenidas
principales, entre banderines de colores que eran llevados como estandartes,
para iniciar la programación
con la función “Aquí
el único animal soy yo”, con la que El Kote, artista callejero
oriundo de Chile, ha recorrido buena parte del mundo.
Éste año
el festival tuvo una programación
híbrida donde pudimos
presenciar espectáculos
en salas de teatro (como siempre las salas Bataclana, La Chacarita y La Nave
Escénica apoyando el evento) y
funciones en barrios, en relación
directa al trabajo que se ha realizado durante el año llevando espectáculos de circo a barrios periféricos del centro en conexión con espacios culturales, sociales y barriales. En ésta oportunidad los míticos barrios de San Vicente, Alberdi y Villa El
Libertador tuvieron sus visitas de los espectáculos del Circo Mano a Mano (Rosario), Tallarín con Banana (Rosario-Chile) y Manic Freak
(Mar del Plata) respectivamente. También
las clásicas funciones callejeras
en la Plaza de la Intendencia con un gran marco de público, teniendo en cuenta que el clima no era el más adecuado para las expresiones
callejeras.
Torazos en rodeo propio
Cuatro compañías
locales mostraron sus espectáculos
en el festival, el cual tiene como objetivo también proporcionar un espacio para la creación y presentación de estrenos y obras nuevas. Estamos hablando del
estreno de “Las vueltas de la vida” de Socarrones, un trío de humoristas conocidos en el ambiente under de la
ciudad con una nueva propuesta; por otro lado la presentación de uno de los grupos fundacionales del
circo en la ciudad Circo Da Vinci con su nuevo show “Maravilla”
con su mezcla de orquesta itinerante, espectáculo musical y humorístico.
Otra de las obras nuevas, casi un estreno, fue “Rumbo” por el elenco concertado por las compañías Levelibular y Simpañía, también de gran trayectoria en la ciudad, narrando la
historia de un grupo de inmigrantes a bordo de un barco que tiene como destino
la Argentina, en código
de circo-teatro y con la utilización
de un artefacto para acrobacias que es una mezcla de escalera, sube y baja,
palo chino y estructura para acrobacia aérea
que merece la pena ser visto. Y la cuota callejera la dio el grupo Pasamontañas, una expresión de teatro callejero que ha estado paseando su versión del clásico cuento Pinocho titulada “Pinocho en la calle” por el norte del país y países
limítrofes. Ahora instalados
nuevamente en la ciudad presentaron su espectáculo con música
en vivo, manipulación
de un títere de 1,60m y teatro
callejero para todo el mundo.
Atroden
Bajo techo, tres propuestas de sala llegaron desde
Buenos Aires. Las dos payasas (ex Las Mañosas)
Valeria Maldonado con “Vuelo” y Yanina Frankel con “Ingue” presentaron sus emotivos, fabulosos y muy aplaudidos
espectáculos de clown. Y el
malabarista Pablo Perasso interpretó
su unipersonal “Hora
Pico” con una mezcla de
dramaturgia de teatro físico
y manipulación de objeto.
Para cerrar el festival, el marco era imponente: una
decena de acróbatas de Barrio Güemes colgaban de sus telas en los pórticos del Pabellón Argentina -una suerte de edificio tipo Partenón que es el edificio más importante de la Universidad Nacional de
Córdoba, que éste año cumplió
400 años-, y luego el cortejo de músicos itinerantes del Circo Da Vinci
trasladó a las más de mil personas a la Sala Las Américas donde se vivió una Gala que fue la frutilla de un sabroso postre. El
capitán del equipo fue el maestro
de ceremonias chileno Tallarín
quien a tono con la energía
de un festival realizado por el esfuerzo colectivo, con compañías de muchos integrantes, almuerzos y
cenas con muchos participantes, lideró
una hermosa Gala donde todas las intervenciones fueron grupales entre todas las
personas que participaron del espectáculo: Manic Freak, Muruya, Seba Rojo, Adelly
Consantini, Circo Tres'Ce, Martín
Nicolini, Valeria Maldonado, Latin Duo y Chocolate.
Floreció
el circo en un nuevo septiembre de la ciudad de Córdoba, floreció
gracias a la ayuda de muchísimos
artistas que trabajaron durante el año,
un público fiel que se bancó el frío y sobre todo gracias al amor de un festival que
tiene como único motor el corazón de una ciudad que no quiere morir.