domingo, 12 de agosto de 2007

Fulanas y menganas

La República del Caballo Muerto es una obra que se desarrolla en un complejo de fantasía y absurdo. Los personajes son dos clowns (Amina y Amonio) que a través del juego y el humor desencadenan una serie de conflictos que toman como eje la pertenencia y la exclusión. Las relaciones de poder que se tejen en el transcurso de la representación son contradichas en el cambio permanente de los roles que ocupan dentro del juego dramático. Amina y Amonio, personajes ingenuos y ridículos por naturaleza, se encuentran en conflictividad constante. Ambos se complementan, se contradicen, se pelean, se perdonan y vuelven a seguir su camino. El camino de hacer conocer las historias de los habitantes de aquella antigua “República”. Dirá su autor, Roberto Espina: “Por suerte estas cosas ya no ocurren, y los seres se entienden a otro nivel de sentimientos, pasiones e intereses, lo que confirma que evidentemente hemos evolucionado.”
La obra se encuentra estructurada en dos cuadros: “El Propietario” y “Los Buenos Modales” que se entrelazan con números circenses: acrobacia de piso mano a mano, malabares, swing, monociclo y manipulación con fuego ó luces (de acuerdo al contexto espacial).

domingo, 12 de agosto de 2007

Fulanas y menganas

La República del Caballo Muerto es una obra que se desarrolla en un complejo de fantasía y absurdo. Los personajes son dos clowns (Amina y Amonio) que a través del juego y el humor desencadenan una serie de conflictos que toman como eje la pertenencia y la exclusión. Las relaciones de poder que se tejen en el transcurso de la representación son contradichas en el cambio permanente de los roles que ocupan dentro del juego dramático. Amina y Amonio, personajes ingenuos y ridículos por naturaleza, se encuentran en conflictividad constante. Ambos se complementan, se contradicen, se pelean, se perdonan y vuelven a seguir su camino. El camino de hacer conocer las historias de los habitantes de aquella antigua “República”. Dirá su autor, Roberto Espina: “Por suerte estas cosas ya no ocurren, y los seres se entienden a otro nivel de sentimientos, pasiones e intereses, lo que confirma que evidentemente hemos evolucionado.”
La obra se encuentra estructurada en dos cuadros: “El Propietario” y “Los Buenos Modales” que se entrelazan con números circenses: acrobacia de piso mano a mano, malabares, swing, monociclo y manipulación con fuego ó luces (de acuerdo al contexto espacial).